Papardelle con alcachofas y jamón ibérico.

Hoy os presentamos la cuarta de la serie de recetas originales y creativas con jamón de la chef Clara Saura para tus ocasiones especiales…

Antes de empezar se tiene que tener claro que jamón vas a utilizar, porque cada categoría tiene su sabor característico, debido a los meses de curación y a la alimentación del cerdo de donde proviene la pieza, en nuestros posts anteriores te enseñamos todo lo relacionado al ibérico y a su elaboración.

Empezamos con una receta suculenta y sana:

Papardelle con alcachofas y jamón ibérico

Ingredientes:

  • 400g de Papardelle
  • 4 alcachofas.
  • 200g. de jamón ibérico de bellota.
  • 4 ajos tiernos.
  • Aceite de oliva virgen.
  • Sal y pimienta.
  • Unas láminas de parmesano.

Soporte técnico:

Cuchillo, olla, sartén.

Elaboración de la receta:

Limpiar y cortar las alcachofas (dejar en agua y perejil para que no se oxiden).

Limpiar los ajos tiernos y cortar en trozos pequeños.

En una sartén con aceite de oliva saltear las alcachofas con los ajos tiernos, ya salados.

Añadir el jamón previamente cortado a tiras.

Poner agua a hervir en una olla. Cuando el agua hierva, salar. Hervir los Papardelle. Escurrir los Papardelle y añadir a la sartén.

Saltear el conjunto y rectificar de pimienta.

Servir acompañado de unas láminas de parmesano.

Servir con el queso aún caliente.

Bon appetit!

Sugerencias a tener en cuenta para esta receta:

Para que la alcachofa no se oxide y no se modifique su sabor, que es lo que ocurre si lo dejamos con limón, nuestra opinión la más eficaz es utilizar una rama de perejil. Antes de empezar a limpiar las alcachofas, hay que tener preparado un recipiente con agua fría y en él le añadimos una rama de perejil, y en cuanto cortemos las alcachofas las introducimos en el recipiente. Un consejo para que no se te queden las manos ennegrecidas con el óxido de la alcachofa, es limpiarlas y cortarlas con guantes finos, así también evitaremos que el óxido, que nos deja en las manos lo trasfiramos a los otros alimentos cuando los manipulemos, este oxido puede dejar un sabor amargo a cualquier alimento.

A veces encontramos en el corazón de la alcachofa unos pelillos o pelusa. Hay que eliminarla, porque resulta desagradable en su degustación. Es recomendable consumir la alcachofa tierna, recién adquirida.

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